Zorro Plateado

jueves, 1 de noviembre de 2012

Mi nombre es Sergio, y tengo 45 años. Como presentación es algo escueta, ¿Pero se necesita algo más? Mi cabello es moreno, más gris que moreno para ser sinceros, pero moreno a fin de cuentas, y me conservo en forma, de hecho creo que mejor que hace unos años. ¿La razón? Pase por una crisis de estres y una amiga me recomendó correr, y desde entonces es algo que hago cada mañana. Me ayuda a relajarme, a despejar mi mente e incluso a escribir cuando llego a casa. Sí, me gano la vida escribiendo, soy guionista. Y me parece que como presentación es más que suficiente. Suelo salir a correr por el paseo marítimo de mi ciudad cada mañana antes de que amanezca, no suelo encontrarme a nadie tan temprano y es una gozada ver el amanecer en la playa cada mañana. Pero esa mañana mientras corría no pude evitar fijarme en una figura que hacia estiramientos en la arena, conforme me fui acercando fui observando la figura de una chica de pelo castaño, y cuando estuve lo bastante cerca no pude evitar pararme en seco.

-¿Lily? - No podía dar crédito a mis ojos
- ¿Sergio? - Respondió la chica tras girarse y quedarse unos segundo asombrada
- No puedo creerlo dijo mientras corría a abrazarme
-Cuanto tiempo – Dije devolviendo el abrazo a mi antigua novia

 Había conocido 14 años atrás a Eli en un rodaje, ella haciendo su primera dirección de fotografía y yo cuando aún trabajaba como operador de cámara. Fue pura química desde el primer momento, nunca había sentido nada así hasta que la conocí. Empezamos una relación llena de pasión, sexo, y muchos inconvenientes. No coincidíamos en los mismos proyectos, apenas nos veíamos, y finalmente tome un decisión, hablar seriamente con ella. Le dije lo que sentía y que creía en la relación, quería algo estable y teníamos que buscar una solución. Sin embargo ella no estaba en ese punto, era joven (21) llena de energía y quería centrarse en su carrera. Eso me dejó tocado y no reaccioné bien, lo reconozco, y decidí romper todo contacto; no volví a saber de ella. Hasta ahora.

- Hacia mucho que no me llamaban así – Me dijo regalándome la hermosa sonrisa que yo recordaba
- ¿Nadie te llama ya así? - Pregunté extrañado, era una broma interna del trabajo y siempre era lo primero que te explicaban cuando alguien te la presentaba..
- Me parece que hay mucho de que ponernos al día – Dijo dejando una insinuación que yo no dude en recoger.
- Conozco un buen vegetariano, podríamos ir esta noche También hace mucho que no soy Vegetariana  -Vi en sus ojos como buscaba una reacción a un tema que siempre nos hacia discutir, pero yo estaba demasiado confuso para eso.

 Decidimos quedar esa noche en un restaurante que no fuera vegetariano. Decir que volví a casa muy contento sería quedarse ridículamente corto. Puedo intentar resumir un poco como transcurrió el día más o menos. Llegue a casa, me duché, me masturbé, escribí un escaleta de un corto que se me había ocurrido de camino a casa, me masturbé, acabe una escena para un proyecto en el que llevaba atascado varios meses, me masturbe, apunte las notas para un largo que se me acababan de ocurrir, y miré el reloj. Me había pasado todo el día escribiendo y cascándomela y ni siquiera había comido. Un día normal en la vida de un escritor soltero inspirado vamos. Así que me volví a duchar para acudir a mi cita. Sí, no era una cena con una amiga, para mi era una cita, una segunda oportunidad que me parecía imposible que se me hubiera concedido. Solo si has estado enamorado, de verdad me refiero, puedes entender como me sentí durante ese día y no me voy a molestar en intentar escribirlo. Hace años que decidí que no podía escribir sobre el amor verdadero sin que el resultado me pareciera una mierda pretenciosa y artificial. Llegue primero al restaurante y pedí un Pinot Noir Los Aguilares 2008, un vino bastante decente mientras esperaba a que ella llegara. Justo antes de que apareciera el sommelier con la botella entro ella por la puerta y creo que ha llegado el momento de describirla. es castaña-rojiza y tiene unos enormes y sinceros ojos grises que cambian a verde según la luz, no es extraordinaria o exóticamente guapa, pero tiene una belleza natural, si es que con eso entendéis lo que quiero decir, y cuando se quita la ropa revela un cuerpo fantástico que no podías imaginarte, con unos pechos generosos, un culo firme y bien puesto y unas piernas excepcionalmente bien torneadas. Yo nunca la había visto arreglada, nunca perdía más de diez minutos en ponerse cualquier cosa hacerse una cola y ponerse una base de maquillaje. Pero esa noche era diferente, estaba claro que había cuidado muchos detalles y llevaba un sencillo pero elegante vestido negro y desde luego había dedicado más de diez minutos a arreglarse.

- Siento el retraso – Dijo regalándome una sonrisa y un pico
- No importa, la espera ha valido la pena – Le devolví la sonrisa mirándola de arriba a abajo
- Buena elección – dijo mirando la botella que el sommelier que acaba de llegar a la mesa nos mostraba antes de servir
- Siempre te ha gustado la Pinot noir – dije mientras daba el visto bueno al vino y el sommelier nos lo servía -Me fascina el cariño que requiere el cultivo de esa uva y nunca puedo evitar pensar en Beaune cuando la pruebo – Dijo mirándome muy seria.

 Beaune, que sacara ese tema en concreto de forma tan directa y rápida y la seriedad con la que lo dijo dejaba poco lugar a las dudas. Allí fue donde me declare formalmente tras dos semanas inolvidables de vacaciones. Me estaba enviando una señal bien clara, seguía pensando en mi lo mismo que yo en ella. Seguimos hablando durante toda la velada, me contó como había dejado el cine, que se había mudado y hablamos de un millón de cosas mientras acabábamos de cenar y la segunda botella de vino. Al salir del restaurante ya iba debajo de mi brazo y nos besábamos como dos adolescentes recién enamorados. Sentirla entre mis brazos de nuevo era un placer y mis manos no dejaban de acariciarla por encima del vestido mientras ella besaba mi cuello. Yo no tenia ninguna prisa, me recreaba simplemente en recorrer su cuerpo con mis manos y en sentir su aliento y sus labios. Llegamos a mi casa y en el ascensor la besé, un beso suave, dulce, pero muy intenso al tiempo que la atraía hacia mi cuerpo y sentía sus pechos apretados contra mí, notaba su desesperación en la respiración pero yo seguí controlándome. Años atrás me la habría follado ahí mismo en el ascensor, no esta vez, quería disfrutarlo al máximo. Llegamos a mi piso y como pude abrí la puerta de mi casa.

-Quiero que me folles toda la noche – Me susurro al oído mientras yo metía la llave en la cerradura
- Sólo si te portas bien – Le dije con una sonrisa de suficiencia mientras la besaba y cerraba la puerta.
- Ya veo – Dijo dejando caer su vestido en el pasillo y revelando su estupendo cuerpo y un precioso conjunto turquesa de sujetador y culotte
- Me encantan los culottes – Dije atrayéndola hacia mi cuerpo y besandole el cuello y el escote.
- Lo recuerdo muy bien – Me dijo entre suspiros desabrochándose el sujetador y dejándolo caer al suelo                    -Chicas os he echado de menos – Comenté con sorna mientras observaba sus esplendidos pechos y me lanzaba a recorrerlos con mi lengua.

Entre risas y jadeos llegamos dando tumbos al dormitorio y nos tiramos en la cama mientras seguíamos besándonos y retozando. Yo me levanté y ella me miró con ansias. Empece a desabrocharme la camisa botón a botón muy lentamente sin dejar de mirarla a los ojos, dejando al descubierto mi pecho y continué desabrochando mi pantalón, primero el cinturón, después los botones y la cremallera. Ella me miraba con deseo mientras se acariciaba por encima del culotte. Deje caer mis pantalones mostrando los apretados calzoncillos con un buen trozo de carne marcándose. Me acerque a ella y me agarro del culo para estrecharse contra mi apretando su pelvis contra mi polla bien dura y empezó a moverse y a frotarse. Yo la besé esta vez con más ansias y fui bajando por su cuello, entreteniéndome en sus pechos y sus pezones agarrándolos, chupándolos mordisqueándolos. Ella seguía moviéndose contra mi polla bien dura con las bragas empapadas. Seguí bajando mi lengua por su estomago hasta llegar al culotte, le abrí bien las piernas y pasé mi lengua por encima de la tela empapada, ella se retorció y lanzó un gemido. Empecé a quitarle las bragas lentamente y al acercarme para comerla entera se me empañaron las gafas del calor que desprendía su coñito, parecía un horno. Sonreí me quite las gafas y volví a acercarme para comérmela. Acerqué mi lengua y recorrí lentamente sus labios empapados separándolos e introduciendo la punta de mi lengua. Ella me agarró del pelo y empujó mi cabeza para sentir más profunda mi lengua, yo seguí recorriendo cada vez más rápido su labios de arriba abajo, de abajo a arriba, a la vez que acerqué mi pulgar a su clítoris y empecé a frotarlo. Se retorcía y gemía como una loca, pude ver que estaba apunto de correrse en mi boca y llevé mi lengua hacia su clítoris e introduje dos dedos dentro del coño. Empecé a follarla, mis dedos entraban y salían a gran velocidad a la vez que mi lengua castigaba su clítoris. Se corrió como una loca, llenando toda mi barba con sus fluidos. Estaba exhausta en la cama recobrándose cuando me quité los calzoncillos dejando mi polla libre al fin. Sabiendo lo sensible que estaba empecé a acariciarle el coño con la punta de mi polla      -¡Hijo de puta! ¿Como me has puesto tan caliente? - dijo entre jadeos
-¿Yo? Ya venias predispuesta – Dije sonriendo y metiendo un poquito la punta de mi polla en su coño.
-Y una mierda, antes no eras tan buenooaaaah- dijo lanzando un gemido
-Tengo algo más de experiencia - dije encogiéndome de hombros a la vez que metía toda mi polla

Empecé a follarla a buen ritmo agarrándome bien de sus muslos y atrayéndola hacia mi. Cada vez se la metía y se la sacaba más rápido. Su coñito estaba chorreando y ardiendo y volví a acariciar su clítoris mientras la follaba. Ella gemía cada vez más fuerte, y contra más fuerte gemía más fuerte la embestía yo. Me acerque a sus pechos y los chupé y los mordisqueé, estiré de sus pezones entre sus dientes mientras la follaba cada vez más rápido, estaba apunto de correrse de nuevo, así que la follé con todas mis fuerzas a la vez que con la palma de mi mano golpeaba su clítoris ella se corrió como una loca gritando y yo saque mi polla y acabé en su estomago soltando una gran corrida y empapándola entera. Caí rendido a su lado entre jadeos, sudor y satisfacción..Ella se abrazo a mí y descansamos.

-¿Cuanto es algo más de experiencia?- Me preguntó juguetona al cabo de un rato de silencio ¿Como? - pregunté haciéndome el tonto.
-¿Cuantas? El buen amante es el amante discreto.
-¡Seras zorro! - Dijo entre risas
- En serio ¿cuantas?
- No sé, no tengo un cinturón con muescas. ¿Debería?
-¿Con cuantos has estado tu?
- Yo soy una señorita – dijo aparentando dignidad
- En la cama desde luego no – reí

 Entre risas y jugueteos se puso encima mio y empezó a besarme. Sentir su sabor y su olor de nuevo era un sueño. Quería quedarme así eternamente. Mientras me besaba llevó su mano hacia mi polla que empezaba a despertarse y empezó a acariciarla primero y después a masturbarme directamente. Bajo por mi pecho besándolo y después llegó hasta mi polla y sin dejar de masturbarme puso sus labios en mi glande y empezó a besarlo. Mi polla estaba apunto de explotar y ella no le dio ninguna tregua comenzó a recorrerla entera con su lengua de arriba a abajo agarrando mis huevos entre sus mano jugando con ellos mientras su lengua continuaba recorriendo todo mi tronco y su pulgar jugaba con mi glande. Se subió encima mio ronroneando y cogiendo mi polla se la acerco hacia su coño la metió dentro despacio lanzando un gemido y yo me agarre a sus pechos con firmeza, los sujete y los acaricié jugando con mis pulgares en sus pezones, ella se excitó y me cabalgó más rápido. Lleve una de mis manos hacia su coño y empece a acariciarle el clítoris. Ella gemía y gritaba, me clavó las uñas en el pecho y se me acerco al oído.

-Zorro, quiero que me folles duro, como si te fuera la vida en ello. - Me susurro con desesperación.

Me levanté motivado ante lo que parecía un reto y muy excitado la puse en cuatro y me coloqué detrás de ella, le comí el coño chorreante y el agujerito de su culo mientras agarraba sus nalgas y las separaba. Llevé mi polla hacia su coño y se la metí de golpe sin contemplaciones y empece a follarla bien rápido, ella gritaba y se retorcía en la cama, comencé a darle palmadas en el culo, cada vez más fuertes, mientras sus nalgas se quedaban enrojecidas seguí follandola con fuerza y noté como estaba apunto de correrse, lleve un dedito hacia su ano y empecé a acariciarlo la agarré del pelo pelo con fuerza y la atraje hacia mi sin dejar de bombearla, mis huevos golpeaban en su trasero mi polla entraba y salia cada vez más rápido y ella gritaba gemia y se retorcia de placer. Gritó al correrse y cayó rendida en la cama, yo seguí follandola estaba apunto de correrme y saqué mi polla la puse entre sus nalgas y deje que todo mi semen saliera disparado hacia su espalda y cayera entre sus nalgas chorreando. Me volví a dejar caer a su lado. Estuvimos retozando juntos de nuevo un rato.
-Te he echado de menos - dijo apoyandose en mi pecho y acariciandome
-Y yo también – nunca debí dejarte escapar
-Me gusta como te queda la barba con canas – dijo juguetona mientras me acariaba
- Es que ahora soy zorro plateado. - sonreí

Nana: Primer encuentro

jueves, 11 de junio de 2009





La luz del atardecer se cuela por la ventana calentando la cara sudorosa de la chica, mientras su compañera se enciende un cigarrillo y expulsa el humo. La muchacha de pelo castaño apoya la cabeza en el hombro de su compañera morena, mientras esta le acaricia el pelo.

- Oye Nana, ¿Recuerdas el día en que nos conocimos?

- Claro que si tonta - Le contesta la chica morena con su profunda voz - Recuerdo que te quedaste embobada mirándome durante una eternidad.

- Eso no fue exactamente así - Mientras ríe y le da una patada amistosa.

Yo iba cargada con mi maleta, dispuesta a empezar una nueva vida con mi novio en Tokio; el único sitio que había libre estaba a tu lado. Creo que a la gente te tenia miedo con tu chupa de cuero y todos esos piercings, pero a mi me pareciste muy guapa y muy guay. Con ese aire misterioso escuchando tu mp3 y con tu guitarra al lado. Por eso me quede mirándote tanto rato. Me senté a tu lado y nos presentamos, recuerdo que me impacto mucho que nos llamáramos igual y que tuviéramos la misma edad, tu parecías mucho mayor. Hablamos de mi novio, me hablaste de tu grupo. Entonces me preguntaste si me importaba que te quitaras las botas que te estaban matando.

Fue entonces cuando vi tus pies por primera vez, eran preciosos, pequeñitos, con unos dedos perfectamente cuidados y las uñas pintadas de negro que contrastaban de maravilla con tu piel blanca, y ese tatuaje con la rosa negra que tienes en el tobillo. Entonces si me quede embobada mirándote. Sacaste un par de cervezas y empezamos a beber y a charlar de cosas cada vez mas intimas. Fue entonces cuando el tren se detuvo y se encendieron las luces de emergencia todo estaba muy oscuro y apenas podíamos vernos las caras.

Continuamos charlando y poco a poco acabaste dirigiendo la conversación hacia temas sexuales. Yo soy muy vergonzosa, ya lo sabes, pero el hecho de estar a oscuras y las cervezas debieron ayudar. Mis ojos se estaban acostumbrando a la luz y tenia mi mirada fija en tus pies, tu estabas de lado en el asiento con la espalda recostada en el cristal y tus pies apoyados en el reposa manos. Note como mis braguitas se mojaban.

- ¿Eres una fetichista de pies? - Me preguntaste interrumpiendo la conversación

- ¿Que, que...?

- ¿Te excitan los pies? Hace rato que no dejas de mirarlos

- No, yo, es tu tatuaje...

- ¿Seguro? No te creo, yo creo que te ponen mis pies - dijiste juguetona acercándomelo

Tenia tu pie a escasos centímetros de mi cara y te juro que desee chupártelo en ese momento,pero no hice nada, nunca me había sentido así y estaba asustada, ¿que me pasaba? A mi no me gustaban las chicas, yo no era una fetichista depravada. Apoyaste tu pie en mi hombro y fuiste bajando lentamente por mi brazo hasta mi mano y temblorosa intente acariciártelo, pero tu lo apartaste rápidamente.

- Lo sabia viciosa - susurraste con tu profunda voz - vamos a jugar.

Volviste a poner tu pie en mi hombro, pero esta vez lo desplazaste hasta mi cara, y un

maravilloso olor me invadió, saque mi lengua para chupártelo, pero volviste a alejarlo rápidamente de mi. Cada vez me sentía mas cachonda e inquieta, mire hacia los lados, pero casi todo el mundo estaba dormido, o eso parecía en la penumbra. Bajaste tu pie hasta mis pechos y empezaste a acariciarlos rodeándolos, mis pezones estaban a punto de reventar, estaban tan duros que me dolían, pero me encantaba. Con el dedo gordo de tu pie y el de al lado apretaste mis pezones y apenas pude reprimir un gemido. Eras buena. Eres buena.

Continuaste bajando tu pie por mi estomago y lo metiste por debajo de mi blusa, me acariciaste el ombligo y subiste hasta mis pechos iniciando una expedición hasta debajo de mi sujetador, te colaste y pude sentir tus pies rozando mis pezones, ummm... que placer solo de recordarlo. Sacaste tu pie de debajo de mi blusa y abrí con ansias mis piernas.

- ¿Lo quieres dentro de tu coñito verdad perrilla? – susurraste - que caliente me estas poniendo.

Moviste tu pie por encima de mi falda recorriendo mi muslo, para finalmente meterlo por debajo de la falda y encontrarte con mis braguitas totalmente empapadas. Acariciaste despacio por encima de la tela. De arriba a abajo, de abajo a arriba. Yo estaba a mil, a punto de correrme. Conseguiste apartar la tela de mis braguitas y meter tu pie debajo, me penetraste con tu dedo gordo, cada vez mas rápido, después metiste el resto de los dedos y me tuve que morder la mano para no gritar mientras me corría. Sacaste tu pie de debajo de mi encharcada entrepierna y me lo pusiste en la nariz.

- Mira como estabas perrita

Esta vez si conseguí llevarme tu pie lleno de mis fluidos a la boca, lo cogí con mis dos manos y lo chupe y lo lamí, por entremedio de cada uno de los dedos, por la planta, provocándote cosquillas y risas, pero no tuve suficiente y fui lamiendo por tu tobillo, abalanzándome hasta tu asiento y lamiendo el resto de tus piernas, subiendo tu falda de cuero y dejando tus braguitas delante de mi nariz. Hundí mi cara en ellas, me empape de tu olor, el mejor olor del mundo. Y te acaricie con mi nariz por encima de tus braguitas que estaban igual de empapadas que las mías. Tu levantaste tu culo del asiento y te las quitaste, dejando delante de mi cara tu coñito totalmente depilado y chorreando flujos. Volví a hundir mi cara en tu coñito, lo hice muy torpemente, estaba nerviosa, nunca había hecho nada así, pero tu debías estar muy cachonda, y rápidamente te corriste mientras le daba un mordisquito a tu clítoris, y fue mientras me estaba bebiendo todos tus flujos, que el tren volvió a ponerse en marcha y rápidamente y como pudimos intentamos disimular y guardar la compostura.

Al llegar a la estación, decidimos que todo había sido una locura, un error. Que no volveríamos a vernos. Pero unas semanas después volvimos a coincidir en la visita para alquilar este piso...

La luz del atardecer ha dado paso a la luz de una farola, que se cuela iluminando el cuerpo de las dos chicas desnudas mientras se besan.

- Me encanta cada vez que explicas como nos conocimos, siempre me pone a mil.

- Lo se, por eso lo hago - Responde la chica castaña con voz picara

Instinto



El frío que cala en mis riñones me despierta. Estoy tirado en el suelo encharcado de un sucio callejón. Estoy empapado, ¿Como he llegado aquí? Me incorporo y me siento extraño, aparte de no saber como he llegado hasta aquí, me encuentro totalmente despierto. Un millón de olores invaden mi cuerpo, y muy pocos son agradables. La ciudad entera grita en mi cabeza, y pese a que no hay ninguna luz que ilumine el callejón puedo ver perfectamente mi americana tirada en el suelo a mas de 50 metros. Me acerco y la recojo, y al moverme me siento bien, jodidamente bien. Como hacia veinte putos años que no me sentía. Mi cuerpo no esta cansado como de costumbre, me siento lleno de energía, siento mis músculos tersos y en forma. Al ponerme la americana, me doy cuenta de que mi camisa esta rota y manchada de sangre. Siento pánico, pero solo dura unos segundos. Inmediatamente mi cuerpo reacciona arrancando mi camisa y tirándola a una papelera. Me pongo la americana encima de mi torso desnudo, me muevo por instinto. Salgo del callejón con paso decidido como si fuera a comerme el mundo; esbozo una sonrisa.

Al pasar por un escaparate observo mi reflejo y me sorprendo un poco, soy yo, pero no parezco yo. Veo a un tipo de unos 40 años con un buen cuerpo, y una cara llena de vida. Joder si hasta me parece que tengo mas pelo. Sonrío echando mi pelo mojado hacia atrás, ahora se lo que siente el puto Brad Pitt cuando se mira por las mañanas al espejo.

La ciudad sigue gritando en mis oídos, pero de repente un olor hace que me olvide del resto de mis sentidos, lo ubico a mi izquierda y al girar la cabeza veo en la acera de enfrente a dos chicas, puede que entre las dos sumen mi edad. "Nos ha mirado" las oigo gritar, pero no, no gritan, están cuchicheando y me lanzan una sonrisa, se la devuelvo. De nuevo ese olor me golpea, me ciega; es olor a mujer, a coño, y me esta volviendo loco. Las chicas continúan su camino y yo cambio de acera para seguirlas. Siento que mi polla va a reventar los pantalones ¿Cuando fue la ultima vez que estuve tan excitado? Ni lo recuerdo...

Las chicas se separan, una de ellas entra en el metro y mi olfato y mi polla me dicen que es a la otra a la que debo seguir. Lleva puesto un vestido negro con corte hasta medio muslo totalmente empapado y pegado al cuerpo a causa de la lluvia, al repicar de sus tacones me perfora el cerebro. De repente se detiene, y mira hacia atrás.

- ¿Me estas siguiendo guapo? - Me dice con desparpajo y sonriendo

Camino hacia ella con decisión mientras una risa rasga mi garganta. Un destello de pánico cruza por sus ojos unos instantes antes de que le abrace, pero en el momento en que la beso se rinde a mi y cierra los ojos. Nunca un beso me ha sabido igual, nunca me he sentido tan vivo. La cojo de su melena rubia y empapada y le hecho la cabeza hacia atrás mientras beso su cuello; noto el latir de sus venas mientras mi lengua las recorre. Mis manos bajan su espalda recorriéndola hasta sus piernas para subir después hasta su culo, colándose por debajo de su vestido hasta encontrar su tanga.

- Frena un poco, nos pueden ver - Me susurra al oído

Me separo de su cuerpo, a unos pocos metros hay un portal de un edificio, la cojo de la mano y prácticamente la arrastro hasta allí, la puerta esta cerrada pero al empujarla y hacer presión oigo el crujir de la cerradura.

- ¿Com...

No le dejo acabar la frase y la empujo hacia dentro mientras vuelvo a besarla apasionadamente con un ansia animal. Ella me arranca los botones de la americana y empieza a acariciar mi torso y a besarlo, con mis manos acaricio sus pechos, los agarro con fuerza, siento la dureza de sus pezones y los pellizco. Ella baja su mano hasta mi entrepierna y al acariciar mi polla lanza una exclamación de sorpresa. Se arrodilla y sin perder un momento me baja la cremallera y se la mete con ansias en la boca, la lame de arriba a abajo, de abajo a arriba, me chupa los huevos y vuelve de nuevo a mi polla, escupe encima intenta metérsela entera pero no puede, acompaño los movimientos de su cabeza mientras le sujeto el pelo.

Siento que me voy a correr y la detengo, la levanto del suelo y la siento en las escaleras, ella se quita el vestido y se queda solo con un tanga rojo. La vuelvo a besar mientras la acaricio por encima de la tela empapada, sigo besándola por el cuello hasta sus tetas sin dejar de acariciarle el coño y empiezo a lamerlas, a chuparlas, a morder sus pezones. Cada vez me siento mas vivo, mas fuerte, le arranco las bragas de un tirón y empiezo a comerle el coño desesperadamente. Mi lengua recorre sus labios de arriba a abajo de abajo a arriba mientras con mi pulgar acaricio su clítoris. Siento que la polla me va a reventar, dejo de chuparla y se la meto de golpe empiezo a penetrarla y cada vez me siento mas fuerte, mas grande, oigo el latido de su corazón en mi cabeza, cada vez mas rápido mas fuerte y mis arremetidas ahora están acompasadas con sus latidos, oigo sus gemidos, sus gritos, noto como me voy a correr y lanzo un rugido feroz. Ya no oigo los latidos de su corazón.

La luz de la escalera me ciega al encenderse, y puedo oír las voces de los vecinos. El olor a sangre me invade, un millón de voces gritan en mi cabeza. Como puedo me subo los pantalones, me siento cansado, viejo, como siempre. Salgo corriendo de la portería mientras lanzo una última mirada al cuerpo muerto de la joven.

Una aventura eviterna.
















Comienzo esta aventura de periodicidad indefinida, probablemente servida en plazos muy dilatados en el tiempo, en la que iré publicando una serie de palabras perversas compiladas en forma de relatos eróticos




 
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